La neurociencia ha avanzado mucho, hoy día se puede ver en una pantalla la actividad cerebral de una persona mientras habla, escucha música o hace cualquier cosa.
La neurociencia cuenta con tecnología avanzada para ver las disfunciones cerebrales que tiene todo psicópata y así se descubre una persona peligrosa para la sociedad de forma inmediata.
Pero que pasa cuando no tenemos esos aparatos y vamos por la calle, conocemos a una persona nueva y nos preguntamos: será peligrosa?Será un psicópata, me puedo fiar de él, dejar a los niños con él, las llaves de mi casa? Hay una manera fácil y gratis de descubrir si una persona es o no un psicópata.
Te hablo de la integración de mitades faciales, o lo que es lo mismo de analizar una foto del rostro o cara de esa persona.
Se coge una foto frontal se parte en dos, duplicamos esas dos mitades y obtenemos 3 caras distintas a partir de una misma fotografía. (En el ejemplo lo veras claramente)
Se coge una foto frontal se parte en dos, duplicamos esas dos mitades y obtenemos 3 caras distintas a partir de una misma fotografía. (En el ejemplo lo veras claramente)
Si en esas 3 fotos vemos que el gesto de la persona es muy similar (la expresión), según el estudio científico de Joel Moguel estaríamos hablando de un psicópata en el 99% de los casos.Esta prueba se ha hecho con psicópatas reconocidos como asesinos múltiples y coincide.Hay una frase que dice: “No son todos los que están, ni están todos los que son”. Se refiere a que ni todos los que están en un hospital psiquiátrico son ‘locos’, ni todos los locos que existen están encerrados. Psicópatas hay en todas partes: manejando un transporte público, administrando una empresa o gobernando un país. Allí, donde menos se los espera puede haber alguien que padece una psicopatía: un trastorno antisocial de la personalidad. Claro que esto no implica necesariamente que esas personas sean ‘malas’, simplemente que no sienten empatía por el prójimo ni remordimiento por sus actos, con todo lo que esto significa. Viven bajo sus propias reglas, y solo sienten culpa cuando rompen con su código.
Para los psicópatas las personas son cosas, objetos que sirven para satisfacer sus propios intereses. Si su ‘programación’ no implica lastimar al otro, no lo harán. Y podrán vivir en comunidad porque comprenden los códigos sociales. Se adaptan. Lo terrible sucede cuando no pueden evitar hacer daño. Pero la mayoría no comente delitos, aunque no tienen reparos en mentir, manipular o lastimar para conseguir lo que tienen en mente.
Cuando sí delinquen, desde un punto de vista penal, como conscientes de sus actos, son imputables. Pero a diferencia de un reo normal, no existe posibilidad de corregir su conducta por lo que la rehabilitación se basa en fomentar una forma de vida que les reporte beneficios y evite penas.